Por Trimegisto (invitado especial de este blog)
Donde se cuenta lo sucedido en las semifinales del campeonato en el complejo de la Unión Nacional (de quién sabe qué); el arribo tardío de Xavier P con su clásico comportamiento ególatra y narcisista. ¡pancho logra meter un gol!. ¡Árbitro hijueputa, queremos jugar a la pelota!
Cansado de la clásica nota deportiva, —inmanente crítica chacharosa que ahoga dentro de repeticiones el verdadero espíritu del ‘deporte rey’—, extraigo de entre mis recuerdos una síntesis de lo acaecido la tarde de semifinales en el complejo de la Unión Nacional.
Llegamos a la hora señalada, los que habían llegado antes que nosotros esperaban impacientes a que el resto del equipo aparezca, y si mal no recuerdo, pocos minutos más tarde, estábamos listos, cambiados y bien colocados: elgordo, rafa, luna, pabli, daniel, paúl, pancho y yo. Cuatro chuchaquis, cuatro no. El gordo se veía tranquilo, no paraba de hablar.
El árbitro dió la señal… una ráfaga de viento levantó el polvo de la cancha y nos hizo toser y llorar. Miré a un contrarió, su extraña mueca me daba a entender que estaba feliz, quién sabe de qué, hice la promesa de ver su expresión al final del partido, pero me olvide. De repente, por un extremo de la cancha, apareció Xavier, refunfuñando haber pagado un taxi desde muy lejos y exigiendo su inserción inmediata a la cancha. El partido seguía cero por cero.
En uno de los primeros contraataques se desarrolló una jugada por la derecha …pancho se encargó de colarla en la red contraria. El que pega primero pega más, y si pega dos veces, pega cinco. Y así sucedió…, luego, vino otro gol, producto del pié mágico del mago basurco (el enemigo no sabe donde termina su cuerpo y donde empieza su sombra), luego otro más a cargo de paúl, (adquisición producto del intercambio con las inferiores de planeta robot), y para cerrar con broche de oro, tanto pablo como paúl se encargaron de repetir su propia hazaña, cada uno metió un gol más.
Cinco goles! y no pude meter ninguno buaaaaaaaa!, bueno… el mejor del partido… Pablo.
Quitando los cinco goles (uno de pancho, dos de paúl, dos de pablo) habríamos quedado empatados, y el partido habría tenido que resolverse en tiempo extra o en penales, pero, ¡ganamos!, que no quede duda.
Antes de llegar a casa encontré unos niños jugando a la pelota, uno de los niños me miró con una mueca parecida a la del jugador del otro equipo, así que, como quien no quiere la cosa le devolví la sonrisa y le dije, mientras posaba mi mano de finalista sobre su cabeza. Los grandes logros de la vida son producto del esfuerzo, el fútbol es un trabajo de equipo, el balón es tu amigo, recuerda estas tres máximas y llegarás a jugar en un equipo como deportivo OVNI. El niño, con ojos de borrego asombrado me dijo…. Deportivo OVNI??, así que le anoté la dirección de este blog y me fui a casa, para pensar en la final.
Donde se cuenta lo sucedido en las semifinales del campeonato en el complejo de la Unión Nacional (de quién sabe qué); el arribo tardío de Xavier P con su clásico comportamiento ególatra y narcisista. ¡pancho logra meter un gol!. ¡Árbitro hijueputa, queremos jugar a la pelota!
Cansado de la clásica nota deportiva, —inmanente crítica chacharosa que ahoga dentro de repeticiones el verdadero espíritu del ‘deporte rey’—, extraigo de entre mis recuerdos una síntesis de lo acaecido la tarde de semifinales en el complejo de la Unión Nacional.
Llegamos a la hora señalada, los que habían llegado antes que nosotros esperaban impacientes a que el resto del equipo aparezca, y si mal no recuerdo, pocos minutos más tarde, estábamos listos, cambiados y bien colocados: elgordo, rafa, luna, pabli, daniel, paúl, pancho y yo. Cuatro chuchaquis, cuatro no. El gordo se veía tranquilo, no paraba de hablar.
El árbitro dió la señal… una ráfaga de viento levantó el polvo de la cancha y nos hizo toser y llorar. Miré a un contrarió, su extraña mueca me daba a entender que estaba feliz, quién sabe de qué, hice la promesa de ver su expresión al final del partido, pero me olvide. De repente, por un extremo de la cancha, apareció Xavier, refunfuñando haber pagado un taxi desde muy lejos y exigiendo su inserción inmediata a la cancha. El partido seguía cero por cero.
En uno de los primeros contraataques se desarrolló una jugada por la derecha …pancho se encargó de colarla en la red contraria. El que pega primero pega más, y si pega dos veces, pega cinco. Y así sucedió…, luego, vino otro gol, producto del pié mágico del mago basurco (el enemigo no sabe donde termina su cuerpo y donde empieza su sombra), luego otro más a cargo de paúl, (adquisición producto del intercambio con las inferiores de planeta robot), y para cerrar con broche de oro, tanto pablo como paúl se encargaron de repetir su propia hazaña, cada uno metió un gol más.
Cinco goles! y no pude meter ninguno buaaaaaaaa!, bueno… el mejor del partido… Pablo.
Quitando los cinco goles (uno de pancho, dos de paúl, dos de pablo) habríamos quedado empatados, y el partido habría tenido que resolverse en tiempo extra o en penales, pero, ¡ganamos!, que no quede duda.
Antes de llegar a casa encontré unos niños jugando a la pelota, uno de los niños me miró con una mueca parecida a la del jugador del otro equipo, así que, como quien no quiere la cosa le devolví la sonrisa y le dije, mientras posaba mi mano de finalista sobre su cabeza. Los grandes logros de la vida son producto del esfuerzo, el fútbol es un trabajo de equipo, el balón es tu amigo, recuerda estas tres máximas y llegarás a jugar en un equipo como deportivo OVNI. El niño, con ojos de borrego asombrado me dijo…. Deportivo OVNI??, así que le anoté la dirección de este blog y me fui a casa, para pensar en la final.
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